viernes, 30 de mayo de 2008

Después de Camerún

Cuando llegamos, les hablé en una reunión: “Acá hay dos opciones: vamos en un avión, le damos un paracaídas al piloto y nosotros nos estrellamos contra cualquier cosa o llegamos a la final. Porque hoy nos vieron 1.500 millones de personas y nos tienen que volver a ver esa cantidad”. Después me quedé con los más grandes hasta las 7 de la mañana, pieza por pieza; y a la mañana, con los chicos, también pieza por pieza. Cuando fuimos a almorzar les miré la cara a todos, zuuummm: los que habían jugado estaban todos callados; y los que no, hablaban todos. Miré, miré, miré, y dije: tengo que pegar un sacudón, tengo dos días. A la una de la tarde les dije: “Señores, la formación para el próximo partido es ésta”. A la noche los que hablaban ya no hablaron más porque sentían el nerviosismo. Por la rejita de la concentración yo veía lleno de periodistas, lleno. Me acordé de un libro de un alemán que había perdido una batalla y se había cortado el pelo, emprolijado, vestido bien. Y yo hice igual: perfume, todo. Pasé, pasé, hola, cómo les va y llegué al medio. Después, Maradona me dijo: “Es la primera vez en mi vida que no me para nadie”. Sí, estaban todos esperándome a mí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bilardo es el mejor lejos, muy bueno el blog.

Anónimo dijo...

Volve Narigón!!!